1.5.10

Parentesis


A mis 23 años, confieso que he vivido como 100 años:
He sabido lo que es estar enferma y querer que tu destino hubiese sido distinto,
he sabido lo que es salir adelante aunque las puertas no siempre se abren.

Se lo que es tener muchos amigos, y se lo que es no tener ninguno que te acompañe,
se lo que es gritar que te quieran y no ser correspondido,
se lo que es amar con locura y que tu corazón se convierta en un manicomio;
se lo que es estar rodeado de personas y aun así sentirse desamparado.

Se lo que es bailar toda la noche y no tener canciones,
se lo que es alucinarme para evitar los temores.

He sabido lo que es llorar de alegría, y reírse de amargura,
se lo que es esconder el llanto y cambiarlo por sonrisas.
He sabido caminar en el desierto sin tener llena la cantimplora,
se lo que es vivir un sueño y soñar la realidad.

He querido escapar,
he querido volar,
he querido esconderme y he querido exhibirme.

Ahora se lo que es amar y proyectarse para siempre,
se lo fácil que es odiar y lo difícil que es perdonar.
Se lo que es estar en familia sin tenerla,
y se lo que es no estar en familia teniéndola.

Ahora se que Dios existe y que lo esta cada día
se de su inmensa misericordia y de su incondicional amor
aunque este en las sombras.

A mis 23 he visto mas allá del horizonte, a mis 23 me encamino hacia los montes,
he sabido aprender de mis errores,
se lo que quiero para mi vida, y tiene un nombre...

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